jueves, 10 de julio de 2014

Capítulo 4

Capítulo 4

—¿Que sucede? —preguntó Vico mientras íbamos al estacionamiento.
Habíamos tenido un día largo, por lo menos yo.
Después del taller de música no había vuelto a tener oportunidad de hablar con la nueva, así que lo dejé pasar y me reuní con los chicos.
En el camino quedé con la chica de esta semana. Al parecer la nueva será la de la siguiente semana, para mi suerte todavía hay chicas que no le temen a Amanda y sus amenazas.
—Nada —afirmé desconcertado por su pregunta — ¿Por qué lo dices?
—Tienes cara de estar concentrado y molesto por algo —aseguró Nico mientras dejaba salir el humo del cigarro.
Solté una sonora carcajada.
—Es solo que Amanda me revienta —mentí. El recuerdo de mi madre me había estado persiguiendo desde la clase de baile con Lali—No se como pude ser capaz de relacionarme con ella —dije.
En ese momento Bynes (Amanda) pasó por el estacionamiento, se volteó y a pesar de todo me saludó agitando su mano derecha. Y en ese preciso instante una brisa sopló levantándole la falda.
—Esta bien, tengo una breve noción del porque —terminé aceptando al ver sus piernas.
—Me das asco, amigo —dijo Victorio —Tú no discriminas a ninguna —me acusó y yo absorbí un poco de mi cigarro.
—Es la envidia la que te hace hablar —le afirmé.
—No —intervino Nico —Esta vez tengo que estar de acuerdo con Vico, no conoces de límites Peter. Uno de estos días alguien te dará una lección —dijo como abuelito.
Yo solo revoleé los ojos y lo dejé pasar.
—Pero mientras tanto, soy feliz con mis conquistas —repuse con una sonrisa de autosuficiencia.
—¿En verdad lo eres? —preguntó Vico con cara de preocupación y alzando una ceja.
—Por supuesto —afirmé —¿Acaso tú no lo eres? —le devolví la pregunta.
Él solo se encogió de hombros.
—Ciertamente, me gustaría estabilizarme un poco —confesó y yo no pude más que quedarme callado.
—Es cierto —le siguió Nico —Esto ya empieza a aburrirme —confesó encogiéndose de hombros. Trague saliva
—¿Bromean cierto? —dije con temor a perder a mis amigos, y ellos solamente soltaron una sonrisita maquiavélica —¡Son unos idiotas! —les dije.
—¡Debiste haber visto tu cara! —exclamó Victorio en medio de una sonora carcajada.
Pero mi mirada se distrajo al ver a mi nueva compañera cruzando el estacionamiento.
La miré bien, ella se subió a un auto plateado del cual no pude ver el conductor. Pero no tardé en reconocer el vehiculo.
Tan seguro como que el cielo es azul estoy seguro que ese auto es de Robert Pattinson. El tipo que cursa la carrera de arquitectura.
—Mejor aún, deberías ver tu cara de ahora —demandó Nico —Te has puesto morado deberías, respirar con más naturalidad. Te recomiendo el yoga —solo gruñí.
—¿No te gusta que se te adelanten, no? —dijo Vico mirando el auto que yo miraba.
—No —gruñí una vez mas sintiéndome descubierto por mis amigos. Luego absorbí un poco más del cigarrillo y lo arrojé. Me monté en la moto —Pero igual tengo a muchas otras esperando.
—¡Así se habla! —exclamó Victorio contento.
—Me agradas cuando eres así de optimista —declaró Nico.
Ellos también subieron a sus vehículos y salimos del estacionamiento.
Esta noche decidimos salir al bar de siempre. Aunque Nico se puso renuente al principio por el hecho de que mañana teníamos clases.
Eran cerca de las 11:36 p. m. yo aun quería tomarme unos tragos más y seguir jugando al pool con Corbin, pero la sensatez de Nico estaba por mandarnos a casa en cualquier momento.
El ambiente cargado del lugar, el metal fuerte sonando por alguna de las bocinas que servían de aspecto decadente, y los hombres rudos, que se habían hecho así a base de golpes y desilusiones de la vida. El lugar lleno de humo de cigarrillo y la mesera suficientemente guapa pero demasiado inteligente como para tomar en serio a alguno de los patanes que frecuentamos este bar…
¡Aaagh este definitivamente era mi hogar!
Estábamos en medio de un partido de pool los chicos y yo cuando de la nada aparece Pattinson seguido por el chico… Mmm Jonas creo que se apellida.
Universidad pequeña, infierno grande.
Parecía como si hubiesen sido sacados de una lavadora, demasiado acicalados como para encajar en un lugar como este y sin embargo trataban de actuar con naturalidad en un ambiente completamente ajeno a ellos… eran más falsos que una obra escolar de niños de preescolar.
—¿Una competencia? —preguntó Pattinson.
¿Cómo lo conozco? Ya lo dije, Universidad pequeña… infierno grande. Le sonreí.
—Por supuesto, solo di cuanto deseas perder —dije.
—Mil dólares —soltó rápidamente.
—¿Seguro que sabes jugar al pool? —le pregunté con sarcasmo.
—Deja de jugar y elige un compañero —pidió.
—Jugaré con Vico —dije y mi amigo dio un paso al frente.
—Joe —dijo él y su amigo salió de entre la gente con un trago entre las manos.
Al parecer estaba sorprendido de verse envuelto en esta pequeña partida pero al mismo tiempo satisfecho… emocionado por la competencia.
—Al parecer hace mucho que no jugabas —se burló Pattinson.
Ellos estaban jugando mejor de lo que pensé. Al final solo me quedó llegar a dos conclusiones:
¿O ellos son demasiado buenos o nosotros estamos distraídos esta noche?
Me quedó con lo segundo.
—¿Quieres hacer algo de vandalismo con sus autos, esta noche? —me preguntó Nico en un susurro sin que nadie excepto Vico se percatara. Sonreí por lo bajo.
—Ganaré esta partida —dije autosuficiente a Nicolas.
Me tocaba a mí, era el último tiro, el decisivo para ganar. Un ángulo difícil, necesito darle 4 veces a la mesa para que la bola blanca vaya en la dirección correcta para meter la última en el hoyo. Difícil… pero no imposible.
Golpeé la bola y por ese mínimo de tiempo en el que la bola recorría la mesa, resé por que la hubiese golpeado con el taco, con la suficiente fuerza como para que hiciera todo el recorrido.
Golpe uno… [conté mentalmente mientras que todos observaban absortos la bola y su recorrido casi maratónico]
Golpe dos… [por favor no te detengas]
Golpe tres….
Golpe cuatro, golpeó la bola y esta entró. Ganamos.
Si bien no me puse a brincar, si los irrité con mi actitud autosuficiente
—¿Decían? —pregunté con sorna y Vico estiró la mano para recibir el dinero.
Joe Jonas los coloco con ira en su mano. Chaz se iba a dejar ir contra él, pero lo tranquílese poniendo mi mano en su hombro mientras Pattinson y yo nos mirábamos casi retándonos con la mirada.
—¿Qué haces en este bar Pattinson? —lo cuestioné.
Tenía toda la noche reteniendo esa pregunta en mi mente.
—¿Acaso no puedo salir a divertirme? —dijo.
Sonreí levemente, en verdad era extraño.
—¿A un bar? —dije mientras levantaba una ceja.
Un tipo, unos metros atrás, buscaba broncas con algún incauto que había hecho algo que lo molestase.
De seguro era Hook, un chico un poco más mayor que nosotros.
Tan grande como un muro y tan duro como el asfalto, 23 años de vandalismo, más bien de destrucción masiva. Luego se escuchó como se quebró una botella…
Hook se la había quebrado en la cabeza al otro muchacho. Mejor demostración de que este no era lugar para ellos no podría haber conseguido.
—Tú estas aquí ¿no? —dijo un poco intimidado.
—¡Hey, Hook! —le hablé y este me escuchó al otro lado del lugar.
Soltó al chico, el cual sangraba a chorros y alguien más lo auxilió, mientras Hook caminaba intimidante hacia nosotros.
Se paró a un lado de mí y volteó a ver despectivamente a Pattinson. Saludó a Nicolás y a Vico amigablemente como siempre era con nosotros.
—¿En que te puedo ayudar, Peter? —dijo con servicial vehemencia y mirando con toda su ira hacia Pattinson y su amigo Jonas.
—En realidad, quería pedirte que llevaras a tu… ‘amigo’ fuera para arreglar sus asuntos. Ya sabes, estas poniendo a ‘los nuevos’ un poco nerviosos —miró con los ojos entrecerrados y casi arrojando llamas por ellos a esos dos.
Ellos solamente se quedaron quietos, inmóviles como estatuas.
Como si tuvieran enfrente a un toro salvaje y ellos solo tuvieran la manta roja y no la espada en la mano.
—Nosotros ya nos vamos —dijo Pattinson mirándome a mí —Solo quería verte en tu… ambiente —dijo y se volteó. Caminó hacia la puerta.
—Hook —solamente dije y este se paró frente a ellos impidiéndole el paso.
Pattinson se giro a verme — ¿A que has venido exactamente? —le pregunté.
—Te lo dije, a verte.
— ¿Acaso te gusto? —dije lascivo y con sorna.
Todos a nuestro alrededor rieron haciendo que Pattinson se pusiera un poco rojo.
—Te vi caminando con Lali… solo quería conocerte un poco más.
— ¿Y tú que eres de ella? —pregunté más interesado de lo que en verdad debería estar.
—Un… muy cercano amigo —dijo y me sonrió. Lo mire fijo, desafiante.
—Bueno, un muy cercano amigo, mejor te vas antes que decida que necesitas dormir en un hospital para que aprendas a no meterte en mis asuntos —lo amenacé.
—No me malinterpretes —respondió —Tú no me interesas en lo mas mínimo, es Lali por quien estoy aquí.
— ¿Acaso ella te mandó? —le dije. Soltó una leve risa.
—No, ella esta muy ocupada como pensar en ti…
— ¿Eso crees? —le pregunté burlón.
Su mirada cambio notablemente.
— ¿A que te refieres? —me dijo.
—Nada, nada —dije haciéndome el interesante — ¿Y que es lo que piensas después de esta noche? —pregunté burlón.
—No eres su tipo —respondió secamente y se fue.
— ¿Lo seguimos? —preguntó Hook.
—A sus motos —respondí.
—Un delito más y el juez revoca la sentencia Peter —dijo Nico como la voz de mi conciencia.
—Lo se… pero no haremos nada. Un susto nunca le ha hecho mal a nadie —dije inocente.
—Mejor te quedas, vamos te invito yo —insistió y Vico pidió las cervezas
—Nicolas tiene razón Peter, si deseas pelear sabes que tendrás que hacer que él de el primer golpe.
NICO lo miró con los ojos envenenados.
—Me uno a la masacre solo si prometes que te cuidaras la espalda y no harás ******* surgidas solo por el impulso —acotó Nico.
Rechine los dientes.
— ¿Qué pasa Peter? —preguntó Hook —¿Ahora le temes a la policía?
—No bromees Hook —le dije fastidiado y él se volvió a sus asuntos — ¿Y ahora? ¿Qué demonios haremos? —dije enfadado y aun enojado por la inoportuna visita de aquel tipo después de algunas cervezas.
—Relájate hermano… solo es un imbécil.
Vico palmeó mi hombro mientras tomaba un poco más de cerveza. Tomé mi vaso y también tomé.
— ¿De donde conocerá a Lali? —la pregunta salió sola de mi garganta.
—Quizás sean amigos de la infancia —habló Nico.
—Lo que sea, ese tipo es un idi.ota —dije.
—Si, y su amiguito Jonas también —agregó Somers.
—Aun estamos a tiempo de ir tras ellos —me dijo Hook, tentándome más de lo que realmente debía.
Tenía demasiadas ganas de ir tras ellos y enseñarles lo que es bueno.
—Ya Hook, deja de tentarlo —le pidió Chaz.
—Eres un aburrido —le dijo a Vico.
—Es temprano aun… solo será un poco de diversión —insistí.
Mi amigo Riera negó con la cabeza.
—Es lunes, hay que volver

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HELLO HELLOOO

La nove NO es mia y para no hacer tanto lio solo preferí cambiar solo 4 nombres el de los personajes principales LALI PETER NICO Y VICO ( recien me di cuenta que queda mal decir vico y nico tooodo el tiempo y aparece muchas veces el nombre completo)
Emmm bueno espero que comenteen 
:)

martes, 1 de julio de 2014

Capitulo 3

Capítulo 3

—¡Hola profesora! —la saludé de forma entusiasta.
Después del almuerzo me tocaba ir al taller de danza a ayudar a la profesora con mis compañeras.
—¡Al fin te dignas a aparecerte por aquí, muchachito! —me reprendió.
—No es mi culpa que me hayan dado vacaciones en medio del semestre —le dije con una sonrisa inocente.
—Ya no busques más problemas, hijo —me dijo maternalmente —¿Cómo se te ocurre andar con esa maquina infernal por los jardines? —me preguntó.
—Solo me divertía un poco —me justifiqué y cambié de tema antes de que siguiera con un discurso acerca de sus tiempos —¿Qué es lo que esta enseñando esta vez, Olga?
—¡Vals! —dijo con emoción. Yo torcí el gesto.
—¿Qué tal un poco de tango? —le pedí.
—¡No! —me chilló —No te dejare seducir a mis alumnas en medio de mi clase.
—Igual con el vals, se vuelven locas —le aseguré bromeando.
—Creo que aquí el problema eres tú, y no el baile —aseguró.
—Soy irresistible —dije pegado de mi mismo y bromeando con ella.
Interrumpieron todas las chicas y chicos en sus calzas o shorts cómodos para bailar. Cuando entraron… entonces la vi entrar al salón en un short cortito y una musculosa. Sonreí al verla al fondo de la clase siendo rezagada por sus compañeras. Seguro todas ellas estaban resentidas con ella por haberse sentado con los chicos y conmigo en el descanso. Decidí ser amable, si las huecas de esta Universidad no querían ser sus amigas por mi culpa, yo seria su amigo.
—La que me faltaba —dijo al verme.
—No seas atípica, ya me conoces. Además te mueres por mí —le dije. Rió irónicamente.
—Claro —dijo asintiendo.
—Bueno, bueno —habló Olga —Comencemos con la clase. Peter me ayudara como siempre.
Mostró los pasos y yo la ayudé, ya que esto no era nada complicado para mí. Olga estaba haciéndoles unas indicaciones a una pareja y ahí aproveché.
—¿Me permites? —le pedí a Richard y él me dio la mano de Lali —Lo haces todo, pero todo mal —la reprendí —No estas escuchando la música.
—Discúlpame, si las miradas de odio me distraen —me soltó de repente.
—No es mi culpa que te afecten tanto, algunas chicas resentidas —le dije mientras la hacía girar y la traía de nuevo a mí —Tendrías que acostumbrarte —le aseguré —Planeo seguir… hablándote —le dije con una sonrisa y dimos unos giros por la pista.
—No tengo por que responderte —me contestó y la hice girar sobre si misma. Perdió el equilibrio por un momento y la sujeté por la cintura. La coloqué más cerca de mí. Quitó mi mano, apenas recobró el balance —Haces cualquier cosa por tocarme.
—No es mi culpa que tú me des el pretexto —dije inocente.
—Narcisista —me acusó y yo sonreí.
¿Qué chica conocía esa palabra? Esta era una chica inteligente y vivaz.
—Lali estamos bailando —dije cansado de sus acusaciones —Es obvio que tengo que tocarte —hizo una mueca y volvió a poner su mano sobre mi hombro y la otra en mi mano.
—Bailas bien —dijo después de un rato de silencio en el que yo la miraba fijamente a los ojos y ella trataba de evitar mi mirada.
—Y tú estas mejorando —aseguré sonriente —Soy un buen profesor —dije orgulloso de mi mismo.
—¿Dónde aprendiste a bailar? —me preguntó.
Mis pasos fueron sin ritmo por unos segundos, justo el tiempo en el que el recuerdo vino a mí. Pero pronto recobré la compostura y sonreí sin ganas.
—Mi madre me hizo ir a clases de ballet cuando era niño —dije orgulloso de aquella etapa de mi vida.
—Vaya —dijo sorprendida —Habitualmente inscriben a los niños en clases de karate o en cosas de peleas y todo eso.
—Bueno —respondí pensándolo un poco —Ya ves que no se puede generalizar nunca, te podrías sorprender.
—Vaya, tu madre debe amar mucho el baile —aseguró.
—Si a ella le gustaba mucho la música y bailar —sonreí levemente —Ella siempre bailaba
—¿Le gustaba? ¿Ya no? —preguntó.
La mire fijo, pensando un poco en eso. Hacía bastante que nadie me hacía recordar eso.
—Muy bien chicos, eso es todo por hoy nos vemos el miércoles.
—Tengo práctica jurídica ¿y tú? —le pregunté para evitar contestar su pregunta.
Al parecer ella le tomó poca importancia y lo dejó pasar.
—Yo también —me respondió.
—Perfecto, te espero afuera del vestidor de chicas —afirmé y me fui a cambiar.
Cuando llegué al vestidor ella aun no salía, así que me recargué en la pared, frente a la puerta, y me puse cómodo para esperarla. Encendí un cigarrillo y comencé a jugar con el encendedor de Nico. De pronto empecé a oír muchos gritos y tumultos dentro del vestidor. De repente la puerta se abrió y las chicas de adentro la empujaron hacia fuera, y una de esas perversas le arrancó la toalla dejándola en ropa interior en el pasillo. Cuando la chica malvada me vio abrió bien grandes los ojos. Sorprendida, cerró la puerta. Esto no había sido obra de una sola chica, ¡Habían sido todas! Ella parecía perrito mojado y abandonado a la intemperie, mientras trataba de cubrirse con sus delgados brazos. Estaba toda mojada, su piel estaba erizada y temblaba del frió. Avente el cigarro lejos. Enojado me quité la chaqueta y se la puse para que se cubriera.
—¿Quién te hizo esto? —rugí con ferocidad.
—Se defenderme sola —repuso queriendo conservar un poco de dignidad.
—¡Así lo veo! —gruñí escaneándola de arriba abajo, semidesnuda y cubriéndose con mi chaqueta.
Se veía condenadamente bien en aquella íntima ropa interior color negro. Su piel era dorada, y no había ninguna mancha en todo su cuerpo. En otras circunstancias me habría encantado verla así, pero en esta ocasión me sentía extrañamente furioso como para pensar en algo más —Ven aquí.
La tomé del brazo y la jalé. Utilicé más fuerza de la debida en tocar la puerta, las chicas intimidadas ante mi, muy obvio, enojo entreabrieron la puerta. Yo la pateé con fuerza, afortunadamente no golpeó a ninguna. Estaba enojado con esas bestias, pero jamás me perdonaría a mi mismo lastimarlas… físicamente, claro esta. Pero mis principios no me impedían intimidarlas un poco. Jalé conmigo dentro del vestidor a Lali.
—¡Quiero que dejen de molestarla! —rugí furioso. Lali se acomodó atrás de mi, como animal asustado —A partir de este momento si me entero de que alguna de ustedes le ha causado algún daño a Lali —la jalé hacia delante —¡Se las vera conmigo! —amenacé.
—¿Y que puedes hacernos tú? —preguntó Amanda al fondo del vestidor —Que no nos hayas hecho ya —dijo retándome.
—Preocúpate de lo que puedo hablar, Amanda —la amenacé —Si hasta ahora he sido un caballero, es por que las consideraba unas damas que merecían todo mi respeto —nótese la ironía —Ahora me doy cuenta que no son mas que bestias —les dije con una nota de burla y decepción —Que lástima —dije un poco más bajo —Tú —me dirigí a Lali.
—Vístete, ya se nos hizo tarde —las chicas abrieron un camino para ella. Tomó su ropa y la sujetó con contrariedad ante ellas —¿Y ahora que pasa? —solté fastidiado.
—¿Te podrías salir? —preguntó apenas audible.
—¿Y dejarte sola con los jinetes del Apocalipsis? ¡No sueñes! —aseguré —Además estas criaturas ya me dejaron verte —dije con una sonrisa y le guiñe un ojo —Eso debo de agradecérselos señoritas, me ahorraron ese paso —les dije e hice una reverencia.
Ellas pusieron cara de fastidio. Amanda se levantó enojada y se fue azotando la puerta. Lali se quitó mi chaqueta y me la entregó. Se puso la blusita blanca del uniforme y se metió la falda tableada. Se coloco la corbatita con despreocupación y prosiguió con las medias y los zapatos negros.
—Lista —dijo cuando se acerco una vez más a mí.
—Casi —dije y acomodé su corbata correctamente. Ella me frunció el ceño, pero las demás chicas no notaron su incomodidad ante mis gestos y se molestaron más. La envidia debía estarlas carcomiendo. Decidí molestarlas un poco más y besé su mejilla tardándome un poco más de lo que realmente ameritaba la acción —Vamos.
Abrí la puerta para ella. Salió y yo la seguí.
—Yo… no tenías porque —dijo.
—Me gusta tu lunar —dije después de un rato de caminar en silencio
—Mmm…
—Creo que ya no tiene caso entrar a esta clase solo quedan 20 minutos para salir.
—¿Qué te toca después? —preguntó.
—Música —afirmé y ella torció el gesto. ‘Estúpidos talleres’ dije en mi fuero interno.
—¿No te gusta música? —pregunté.
—Estúpidos talleres —dijo casi inaudible.
Sonreí por lo bajo. Así que a ella tampoco le gustaban los talleres.
—¿Qué clase te toca a ti? —le pregunté.
—Música —afirmó con fastidio.
Bueno, al parecer teníamos que cursar los mismos talleres. Yo por faltar tanto y ella seguramente como amonestación por entrar ya empezado el semestre.
—¿Que instrumento tocas? —pregunté curioso. Apretó los labios y comenzó a revolver su bolso. Saco una flauta —Parece difícil —dije condescendiente, pero ella no lo creyó.
—No seas irónico —me pidió.
—No estoy siendo irónico —aseguré, pero por su expresión pude ver que no me creyó de nuevo. Entramos al salón pero aun no había nadie, teníamos 20 minutos libres en el aula…
Se me ocurrieron varias formas de pasar el rato, pero seguramente ella no aceptaría y dejaría de hablarme. Cosa que no quiero que suceda.
—¿Y tú que instrumento tocas? —me preguntó.
—Adivina —dije con una sonrisa autosuficiente y ella echó una mirada alrededor de la habitación. Su mirada iba de los instrumentos a mi rostro, como considerando las opciones.
—La guitarra eléctrica —aseguró. Yo tome la guitarra e intenté tocar una canción pero me salieron muchas notas que nunca encajarían en ese orden en una melodía —Esta bien esa no es —dijo para que dejara de tocar —¿La batería? —dijo con duda. Repetí la misma acción que antes, me estaba divirtiendo golpeando la batería pero ella me sacó los palillos de las manos para que dejara de hacerlo.
—No tocas ningún instrumento —aseguró demasiado complacida con esa aseveración.
—Si tú lo dices —dije y me encogí de hombros.
Cuando iniciara la clase se sorprendería. Sonreí al imaginar su expresión. El profesor Morgan llegó en eso, pronto llegarían los demás.
—Peter —dijo con una sonrisa y me saludó —Que gusto que al fin te dejaron regresar.
—Eso lo dirá usted, yo me la estaba pasando bien sin venir —le dije.
—Lo se, yo también fui joven —me dijo divertido —Lali que gusto que llegaras antes. Me imagino que has estado practicando —ella se puso nerviosa.
—Si, por supuesto —afirmo. ‘Mentirosa’ dije para mi mismo.
—Déjame oír lo que has avanzado —pidió amable el maestro. Ella intento tocar la sinfonía de Beethoven el ‘re seis’ Le salía muy mal y sus dedos eran lentos —Es suficiente —dijo el maestro y acabó con esa tortura —¿Por qué no le muestras como debe ser, Peter? —me pidió. Ella me cedió su flauta con una sonrisa torcida, seguramente estaba esperando que me saliera peor que a ella. La melodía fluyó a un ritmo delicioso por mis dedos mientras soplaba. La miré de reojo, estaba sorprendida —Muy bien hecho, veo que no pierdes la practica —dijo el maestro orgulloso.
—Mentiroso —me acusó ella entre dientes.
—Yo nunca dije que no sabía tocar ningún instrumento. Tú sola lo dedujiste —me defendí.
—Pero nunca me aclaraste que sabias tocar la flauta —reprochó.
—Nunca lo preguntaste —dije con una sonrisa ante su enojo.
—Pero Lali, Peter sabe tocar muchos instrumentos aparte de la flauta —interrumpió el profesor, el cual no me estaba ayudando a pesar de que estaba presumiendo por mí de mis habilidades. Sonrió y se fue al otro lado de la habitación a afinar algunos instrumentos.
—Aprendí a tocar la flauta a los 4 años —dije mientras me encogía de hombros y ella se dejó caer en una silla.
—Soy patética —dijo casi inaudible.
—No es cierto —aseguré.
—Podrías enseñarme a tocar la flauta —me dijo. Arqueé una de mis cejas. Ella me miró bien ante mi rostro —¡No le busques doble sentido a las palabras! ¡Eres un sucio!
Solté una chistosa carcajada. Levanté mi mano y pasé uno de mis dedos por su frente, alisando la leve arruga que se formó allí ante su enojo.
—¿Qué otro instrumento tocas? —preguntó regodeándose en su autocompasión.
—El chelo, el violín y el piano —dije como si fuera nada.
—¿Cómo aprendiste a tocar todos esos instrumentos? —preguntó contrariada.
—Te lo dije —aseguré —A mi madre le gustaba la música y el baile.
—Tu mamá crío a lo que debería ser el prototipo de hombre perfecto —balbuceó sorprendida y me miró de arriba a bajo —No esto.
Sonreí divertido. Se formo un extraño silencio entre nosotros. La mire fijo, esperando a que dijera algo. No dijo nada. Miraba nerviosa hacia abajo. Comencé a mirarla más detenidamente. La verdad es que esta chica está… más que buena. Otra vez, sin discreción, miré sus piernas. Esa pollera tableada le quedaba tan bien
Tiene unas lindas piernas. Y por lo que vi fuera del vestidor, un lindo trasero.

sábado, 28 de junio de 2014

Capitulo 2

Capítulo 2

Ambos se acercaron a donde yo estaba sentado. Los miré y les hice un gesto para que se sentaran.
—La hiciste buena esta vez —me acusó Vico con una sonrisa mientras me daba una palmadita en la espalda y se sentaba aun lado de mí en la mesa.
Estábamos en la cafetería de la Universidad.
—Nunca me enorgullezco de mis impulsos —le contesté encogiéndome de hombros.
—Volviste a caer en la rectoría y todavía no son las 10 de la mañana —sentenció Nico.
—Así es —contesté.
— ¿Y como te fue? —preguntó Victorio.
—Creo que el rector y la secretaria están tomándome afecto. Me invitaron un café, unos bocadillos y el rector se fumó un cigarrillo conmigo mientras me decía la importancia de causar una buena impresión en esta Universidad, debido a las altas personalidades que aquí se encuentran —rieron con ganas.
—Ya no hayan como llegarte —dijo Nico en una carcajada.
— ¿Llamaron a tu padre? —preguntó Vico. Me encogí de hombros.
—No —contesté secamente —El rector prefiere tratar esto directamente conmigo… creo que mi padre ya le pidió que no le hablase cada 5 minutos por mis estupideces. De todos modos él no se encuentra en el país.
—Viaje de negocios —dijeron mis amigos al unísono.
—Fiesta —sentencié con seguridad.
—Me agrada como trabaja tu mente —dijo dándome una palmadita en la espalda Vico.
—Mira quien viene ahí —dijo Nicolás con desenfado y un poco divertido —Parece estar enojada.
‘Ay no Amanda, no por favor’ pensé.
No estoy de humor para ser simpático, y mucho menos con ella. Me volteé con temor y sonreí al ver que era la nueva y echaba chispas por los ojos. Me puse de pie.
—Lo siento —me disculpé cuando estuvo cerca y paró en seco su brusco andar.
Estuvo bueno ese beso y no me arrepiento de habérselo dado, pero no estuvo bien besarla sin su permiso.
— ¿Te arrepientes? —me preguntó haciendo un esfuerzo por controlarse.
—No —fui sincero y recibí un puñetazo en la cara de su parte. Esto era extraño, normalmente las chicas dan cachetadas. Me sobe — ¿Y eso por que fue? —pregunté haciéndome el inocente.
— ¡Por besarme sin antes preguntarme! —me dijo y giró sobre si misma para volver a irse.
Yo la tome del brazo y la jalé hacia mí.
— ¿Te puedo besar? —le pregunté.
— ¡No! —me dijo y jaló su brazo para poder irse.
Entonces la tomé por la cintura y la sujeté con firmeza. La volví a besar mientras forcejeaba conmigo para soltarse. Y la besé de la misma manera que antes, pero esta vez fui más rudo. Todavía me ardía la quijada por su culpa. Hasta que se quedó quieta y dejó caer sus brazos a los costados. Sus ojos color chocolates miraban fijamente los míos, mientras mi boca seguía sobre la de ella. Me aleje despacio y le tapé la boca con mi mano derecha antes de que me gritara.
—Dijiste que te enojaste por que no te pregunté —me justifiqué con una sonrisa de autosuficiencia —Nunca dijiste que no podía besarte si te negabas.
Los chicos rieron detrás de mí y a ella por un momento se le hicieron agua los ojos. Luego los apretó y volvió a tener esa mirada de decisión que le pude ver hace unos momentos.
Vi a donde se dirigían sus ojos y me imaginé lo que estaba maquinando en su mente como contra ataque. La giré para que me diera la espalda, apoyando su espalda sobre mi pecho, para mantener la parte más sensible de mi cuerpo lejos de sus rodillas, pero bastante cerca de su trasero. Sonreí pervertidamente.
—Ahora discúlpame por mi atrevimiento —negó con la cabeza —Me temo que debo insistir. Por favor siéntate con nosotros —volvió a negar con la cabeza —Esta bien, supongo que quieres conservar algo de tu orgullo e irte de aquí —ella asintió —Y si te dejo golpearme… ¿Te quedarías? —le pregunté casi rogando
Ella no respondió de inmediato seguramente lo estaba considerando. Debía estar pensando en el placer de propinarme otro puñetazo, mientras a mí me consumían las ansias por conocer su nombre y platicar con ella. Ella asintió, lentamente, con la cabeza.
—Está bien, te soltaré poco a poco —dije y solté el agarre que ejercía mi mano izquierda en su cintura. Mientras quitaba mi mano derecha de sus labios, giro rápidamente y me dio otro puñetazo en el mismo lugar que antes —Auch.
Me sobé más de lo que realmente hubiera deseado para complacerla. Seguramente ella deseaba que su golpe me hubiera roto la quijada o haberme roto la nariz. Y seguramente a ella le duele la mano como mil demonios.
—Por fin una chica se atreve a darte tu merecido —dijo Vico y la felicitó —Eres mi nueva mejor amiga —aseguró.
—Seguro —me limité a decir mientras sacaba una silla para que ella se sentara. Cuando así lo hizo me senté a su lado —Debo admitir que pegas duro —le dije y me sobé de nuevo.
Nico me miró con suspicacia al igual que Vico, ellos sabían que yo estaba siendo condescendiente con ella. Habiendo sido parte del equipo de lucha en la secundaria puedo soportar mucho más que el golpe de una niña.
—Bueno, te lo merecías —respondió ella —Tu novia esta mirando hacia acá.
— ¿Qué? —dije por lo bajo.
—Cree que te estoy seduciendo —los chicos trataron de ahogar una carcajada ante su comentario.
—Ella no es mi novia —le aseguré.
—Se lo deberías de informar, al parecer ella no lo tiene del todo claro.
—Bueno, supongo que tendré que hablar con ella —dije y volví a concentrarme en ella. Sin discreción miré sus piernas. Acomodó su garganta. Volví mi mirada a su rostro —Dime ¿Cómo te llamas?
—Mariana —respondió.
—Completo —le dije. Revoleó los ojos.
—Mariana Esposito, pero me dicen Lali —dijo en su suspiro —¿Y tú?
—Juan Pedro Lanzani. Pero me dicen Peter
—Un nombre largo —dijo ella y Vico ahogó una carcajada.
Seguramente estaba pensando en algún doble sentido para su comentario.
—Mi nombre es Nicolas Riera, es un gusto conocerte Lali —se presentó Nico
—Igualmente —respondió ella con una sonrisa.
—Yo me llamo Victorio D' Alessandro —se presentó Vico.
—Mucho gusto Victorio D' Alessandro—dijo ella.
—Dime Vico —le pidió él y yo revoleé los ojos.
—Dime Lali, ¿Qué fue lo que te hizo Amanda? —preguntó Nicolas.
Fue entonces que le presté más atención y volteé a ver a Amanda con mayor detenimiento. Estaba hecha un desastre. Tenía los ojos llorosos, los pelos revueltos. Un rasguño, si no me equivoco, en la cara. Lali se encogió de hombros.
—En realidad, creo que fui yo quien le hizo algo a ella —dijo mientras se iba apagando su voz. Claramente estaba avergonzada de lo que hizo —Pero todo fue por su culpa —me apuntó a mí con resentimiento —Yo normalmente no hago uso de mis fuerzas de esa manera —dijo con orgullo de si misma. Me hizo reír por dentro.
—¿Por que dices que todo fue por mi culpa? —pregunté.
Se volteó a verme con la mirada fría y venenosa.
—Porque me besaste —dijo con odio.
—No veo donde esta lo malo —me hice el desentendido.
— ¡Se supone que tú y ella son novios! —Dijo indignada —O por lo menos eso es lo que ella a contado durante toda la semana a todas las mujeres de la escuela para que no se te acerquen más. ¡Y vienes y me besas! En verdad yo no quería problemas y vengo y me topo contigo. Sabia que me darías dolores de cabeza apenas te vi —dijo con resentimiento.
—Es su problema, yo en ningún momento le pedí que fuese mi novia —le contesté al instante.
—Yo no se, ni me interesa que clase de relación sostienes con esa loca. Pero por favor mantenla alejada de mí. No se por que, pero solo ver su rostro me exaspera. Es una rubia teñida que al parecer la tintura le ha quemado las pocas neuronas que seguramente le quedaban —los tres reímos divertidos —Ya le tuve que dar una lección por amenazarme con sus idioteces, no quiero tener que…
— ¿Que clase de lección le diste? —preguntó Nico demasiado interesado en la platica al igual que Vico.
La morena se volvió a encoger de hombros.
—Nada digno de contarse —dijo poniéndose nerviosa —Ni de repetirse…
—Ella te mira con demasiado odio —dijo Victrio mientras veía a Amanda al otro lado de la cafetería con sus amigas, las cuales no quitaban la vista de nosotros ni por un minuto. Lali se encogió más.
—Yo también odiaría a la chica que me hiciera lo que yo le hice a ella —su voz era apenas audible debido a la vergüenza que sentía de sus acciones.
— ¿Le pegaste? —pregunté sin poder creerlo y ahí supe porque Amanda estaba así.
—Podría decirse que… si —dijo asintiendo levemente con la cabeza.
—Creo que estoy enamorado —dijo Victorio mientras tocaba su corazón y miraba a Lali fijamente.
—La futura madre de mis hijos —aseguró Nico mientras hacia un ademán de grandiosidad hacia Lali, como si estuviese mostrando un producto en televisión.
Lali terminó poniéndose completamente roja ante las afirmaciones de mis amigos, yo me limité a patearlos por debajo de la mesa. Ellos apenas hicieron un gesto y recobraron la compostura rápidamente.
—Lastima —soltó Nico apenas audible.
Mi celular comenzó a vibrar, lo abrí por debajo de la mesa y leí lo que decía mientras Nico entretenía a Lali y Vico me miraba fijamente.
¡No la mereces! Déjamela a mí —pidió Victorio.
Al instante le devolví el mensaje.
Ya la bese, es mía. ¡Mantente alejado! —respondí.
Cuando lo vi leer el mensaje gruñí suavemente, pero suficientemente alto como para que él me escuchara.
—Lali ¿Quieres casarte conmigo cuando terminemos la Universidad? —alcancé a oír cuando Nico le susurraba al oído.
Yo la tomé por la cintura y la acerqué más a mí. Pronto me arrepentí de esto, pues ella me dio un codazo que casi me saca el aire por completo.
— ¡Quieren dejar de acosar a Lali por favor! —les pedí a mis amigos, respirando agitado por el golpe de ella. Me miraron con ojos venenosos, incluida ella.
Tal vez no fue la correcta forma de expresarlo, cuando fui yo quien la besó dos veces sin su permiso.
—Hipócrita —me acusó ella.
—No lo podría haber expresado mejor —aseguró Nicolas y Vico asintió a manera de aprobación.
—Hora de volver —dijo Vico y se levantó.
Ella miró el reloj en su muñeca.
—Es cierto —dijo ella y se puso de pie —Fue un gusto conocerlos Nico, Vico y… Lanzani—dijo mi nombre con resentimiento.
Yo me reí en mi fuero interno por su clara indignación para conmigo. Una chica normal estaría volviéndose loca por que la besé y se lo estaría platicando con cada detalle a sus conocidas. Pero ella estaba molesta. Eso me gustaba.
—Igualmente Lali —le dijo Vico.
—Cualquier cosa que necesites… estamos por aquí —le dijo Nico.
—Muchas gracias —les dijo ella y comenzó a caminar.
Los tres miramos como se alejaba.
—Te lo dije, ella no es más de lo mismo —dijo Vico —Lanzani, ya tienes a Amanda y a todas. Déjanos a nosotros a esta chica.
—Vico tiene razón… no la mereces —me dijo Nico.
—Además de que simplemente te detesta…
—Ya no tienes oportunidad…
— ¿Vas a ser un buen amigo y nos la vas a dejar? —preguntó Vico.
Mi mirada aun estaba perdida en la dirección en la que ella se había ido. Había algo muy interesante en aquella morena.
Y no era solo su particular belleza. Era su carácter… una chica con ese carácter no es muy fácil de que encontrar.
— ¿Qué piensas? —me dijo Nico.
—Que ni loco —le dije sin dejar de mirar en la dirección a donde ella se había ido —Ya se los dije, es mía.

Capitulo 1

Capítulo 1

Normalmente no me molesto en llegar temprano a la Universidad, pero dado el caso de que estoy a punto de repetir el semestre debido a las faltas, he decidido bendecirlos con mi presencia.
En otras universidades no tendría por qué preocuparme, solo haría falta que aprobara el examen, y nada más. Lo cual es más que sencillo tomando en cuenta que sencillamente tendría que coquetear un poco con alguna chica de la clase y así conseguir sus apuntes, estudiar un poco y sacar un limpio y merecido diez.
Cosa fácil teniendo en cuenta que mi coeficiente intelectual es más elevado que del promedio. Pero mi padre tenía que persuadirme, y hacerme entrar a esta estúpida Universidad de carácter formativo.
Debo llevar este estúpido uniforme y esta corbata sosa, para que me dejen siquiera entrar al campus. Este lugar tiene tres grandes características horrendas:
a) El cupo de alumnos es extremadamente limitado, necesitas ser heredero de una sustancial fortuna, hijo de político o ser un genio becado para pagar la matrícula [yo soy ambas] Todos en el campus se conocen por lo menos los nombres, y no importa si la carrera es distinta. Debido a los pocos alumnos eso no es problema. Y es algo normal tomando en cuenta que en una Universidad pública hay alrededor de 10000 alumnos o más y en esta apenas somos 2257.
b) Todas las chicas son iguales, las típicas chicas huecas e interesadas que al parecer solo van a la Universidad para ver que pueden agarrar como material de marido o las aburridas que se la pasan en la biblioteca.
c) Las malditas restricciones y los estúpidos talleres que te obligan a cursar, solo para complicarte un poco más la existencia.
Pero supongo que puedo tolerarlo un poco. Lo único que no soporto es la rutina y las chicas plásticas estúpidas de esta escuela. Los hombres también son unos idiotas en su mayoría, pero por lo menos tengo un par amigos en este infierno.
Podría decirse que somos buenos amigos por el simple hecho que los tres detestamos a nuestros padres y que odiamos la Universidad en la que estamos.
Nicolas Riera es el hijo de un importante empresario que maneja nada más y nada menos que la industria textil más grande del mercado. Y Victorio D' Alessandro es el hijo de un diplomado y rígido ingeniero. Ambos poseen una gran fortuna.
—Pensé que ya se habían deshecho de ti —me saludó Nico en el estacionamiento de la escuela. Él se estaba fumando un cigarrillo y jugaba con el encendedor al lado de su auto [BMW z 4] color negro.
—Ya viste que no —le contesté y le quité el encendedor en una de las veces que lo lanzo hacia arriba. Entrecerró los ojos en mi motocicleta y luego me miró con la misma suspicacia.
—¿Estrenando Ducati? —dijo sorprendido.
No es tan extraño que la gente estrene vehiculo en esta Universidad, como si cambiasen de calcetines. Pero en mí si era extraño. Me encogí de hombros.
—Me confiscaron la Harley y la otra —le contesté en un gruñido y él soltó una carcajada —Así que fui a comprar a esta preciosura.
—Vaya te encantaban esas motos. Pero era de esperarse algo así, ¿Cómo se te ocurre entrar a las áreas verdes con la Harley? Les has causado un gran dolor de cabeza a los jardineros.
—Se me había vuelto a hacer tarde —le contesté y saqué un cigarro de la caja que traía en la chaqueta. Lo encendí con su encendedor.
—Ahí viene Vico —dijo él mientras yo aspiraba de mi cigarrillo.
Me giré y si, ahí estaba él en su Hummer. Se bajó de ella con una sonrisa de autosuficiencia. Seguro tenia buenas historias de su fin de semana.
—Hey —nos saludó y se acercó a nosotros mientras iba encendiendo su propio cigarrillo —¿Cómo están sucias?
—No tan sucias como tú —le respondí —Seguro tienes alguna aventura que te este revoloteando en la cabeza para el próximo fin de semana.
—Y estas en lo correcto pequeño saltamontes —dijo y me dio unas palmaditas en la cabeza como si fuese un niño pequeño. Lo tome el brazo y se lo torcí en una posición totalmente incomoda —¡Quieres soltarme maldito! —se quejó.
—No tengo la culpa de que tengas reflejos tan lentos —me burlé y lo solté.
Trató de darme un puñetazo pero no lo logro, yo me moví más rápido.
—Cuando menos lo esperes me vengare de ti, suripanta —me amenazó.
—Quieren dejar sus juegos para otro momento —pidió Nico mientras tiraba la colilla del cigarro y la pisaba —Sabes que Peter te ganará de todos modos, Vico.
—Es un pandillero horrendo, tienes razón Julie —dijo Vico bromeando mientras imitaba la voz de una típica chica de la Universidad y llamaba a Nico por un nombre de mujer.
Nico solo revoleo los ojos y lo dejó pasar.
—Es hora de entrar a clases —sentencio él.
—¿Ya pasó la primera hora? —pregunté sin esperanzas.
No había de otra, tenía que entrar. Normalmente me ausentaba a las primeras 2 horas y si deseaba ni siquiera asistía en todo el día.
Pero después del ultimátum del rector por mis ausencias y la amenaza de mi padre de ponerme un tutor, obligarme a asistir a un curso de idiomas y hacerme trabajar con él durante las vacaciones, accedí amablemente.
Me aflojé la corbata y comencé a caminar hacia el edificio con los chicos a mis lados.

—No, aun no —me respondió Nico.
—¿Alguna novedad? —dije mientras comenzábamos a caminar. Me habían suspendido por un mes por entrar a las áreas verdes con mi moto.
—Hay una chica nueva en la clase —dijo Vico y yo revolé los ojos.
—Más de lo mismo —sentencié.
—En realidad esta chica es… distinta —dijo Nico mientras girábamos en el sendero hacia el edificio.
—¿Acaso tiene una verruga en la nariz? —pregunté irónico.
—¿Bromeas? —dijo Victorio —Esta sin problemas —aseguró. Yo alcé una ceja.
—Tenemos un primer caído ante las chicas de esta escuela —le afirmé a Nico.
Los tres hallábamos a las chicas de aquí poco interesantes y demasiado irritantes. Estábamos de acuerdo en que la única forma en la que las soportábamos era en posición horizontal.
—Puedo decirte que Vico tiene razón… es bonita.
Entramos al edificio y me detuve a unos pasos antes de la puerta. Los chicos se detuvieron delante de mí.
—¿Qué sucede? —preguntó Nico.
—Mi tormento personal esta detrás de esa puerta —dije angustiado.
—¿Qué? —preguntó desconcertado.
—Se refiere a Amanda —le explicó Vico —Él la sedujo, se acostó con ella y ahora la chica esta obsesionada con regenerarlo y casarse con él.
—¿Es la chica de la que nos hablaste la semana pasada? —dijo Nico mirándome.
—Si, ¿Tú como sabes quien es? —le pregunté a Vico.
Podíamos hablar de nuestras experiencias sexuales, pero nunca mencionábamos los nombres de las susodichas. Eso no era de caballeros.

Aunque las chicas solían descubrirse solas al obsesionarse con nosotros convirtiéndolo en un juego por si solo “haber si descubres quien fue esta semana”.
Aunque claro, el juego no duraba mucho, normalmente no pasaba del mediodía cuando ya deducíamos quien había sido la conquista de esa semana.
—Por que la chica desde la semana pasada no hace otra cosa que preguntarme por ti. No sé como no he terminado haciéndole una descortesía —dijo.
Los tres pensamos lo mismo ‘tratarla como la puta que es’. Lo cual es muy peligroso estando en esta escuela, ya que nuestros padres son tan ricos que conviene tener una buena relación con todos.
Nunca se sabe quien es hijo de un posible socio o quien en esta escuela es un posible futuro negocio o cliente.
—¿Crees que aún lo recuerde? —pregunté inocente.
—Tal vez si, tal vez no —dijo Vico.
—¿Y si lo recuerda? ¿Qué hago?
—No lo sé —me contestó Nico.
—No me estás ayudando —le dije entrecerrando mis ojos para mirarlo mal.
—¿Y como quieres que te ayude? Tú solito te lo buscaste…
—Amigo te decían —dije.
—Ya, ya —nos calmó Nico —Solo hay una manera de poder saberlo —respondió y abrió la puerta.
Ya todos estaban dentro del salón, hasta la profesora estaba ahí. Una vez más habíamos llegado tarde. Entramos y sin decir nada nos sentamos en nuestros respectivos lugares, al fondo de la clase.
Pude sentir la mirada de Amanda sobre mí y me juré a mi mismo nunca más volver a hacerlo con una chica de la misma clase...

Bueno no, en realidad nunca sigo mis propias imposiciones. Soy egoísta y solo pienso en el momento.
Si ellas quieren ilusionarse con que su amor me hará abandonar el cigarrillo, la bebida, las mujeres y que harán de mí un hombre responsable y de bien, yo no soy quien para desengañarlas. Especialmente cuando este pensamiento las conduce más rápidamente a mi cama.
—Lo siento, he llegado tarde —dijo disculpándose con la profesora una morena.
Debía ser la chica nueva de la que hablaban Nico y Vico. Es bella, bonita. Tiene cara de niña pequeña, pero lo dejé pasar.
Ella tarde o temprano hallaría la forma de abordarme.
Las chicas con sus características normalmente son las que mas sueñan con hallar a su sapo [yo] Y convertirlo en príncipe [yo en los eventos sociales de mi padre]
—A ver si aprenden ustedes tres de esta chica —nos reprendió la profesora de estadística descriptiva.
Ni en mis peores pesadillas me imaginé que derecho seria tan aburrido, pero todo sea por quedarme con el dinero de mi padre. Todo sea por hacer lo que él me pide y que no le haga daño a ella…
—No entiendo por qué —me hice el inocente —¿Acaso no llegamos nosotros antes que ella?
Toda la clase me volteo a verme, que me encontraba en el último banco de la fila del medio.
—Usted sabe a que me refiero Lanzani ¿Qué es eso de llegar y no disculparse por su retraso? Eso es una descortesía —me dijo.
Torcí el gesto y me levante ‘Estúpida universidad formativa’.

—Lo siento, Mariam —dije condescendiente mientras me acercaba a ella —Pero creí que no querías que mis compañeros se enteraran de lo nuestro.
Nicolas y Victorio se quedaron en sus bancos mientras revoleaban los ojos y ponían su atención en cualquier otra cosa.
Por que aquí venia yo de nuevo a retar a la autoridad mientras que los demás en la clase me miraban con los ojos abiertos como platos.
Excepto por la chica nueva que me miraba como si estuviese fastidiada de mí, desde el momento en que le contesté a la profesora.
—¡Fuera de mi clase Lanzani! —me gritó exasperada.
—Ves, no querías que lo supieran —le dije.
—¡Que salgas de mi clase! —me dijo enojada.
—Bien, ya me voy —le dije.
Fui por mis libros y mis cosas. Miré a toda la clase y seguían mirándome sin poder creerlo. Volví mi vista a la nueva, ella tenía su atención en otra cosa. Al parecer mi forma de comportarme no la había sorprendió. Solo la estaba fastidiando.
—Apurate Lanzani —me exigió la profesora.
—Ya, ya —dije exasperado.
Caminé entre los bancos y me acerqué a la nueva. Ella levantó su vista y me miró. Frunció el ceño y le sonreí levemente.
Me incliné un poco y la besé en los labios. Sus ojos estaban bien abiertos al igual que los míos. Se quedó quieta sin hacer nada.
Escuché los murmullos de mis compañeros y a lo lejos la risa de Nico. Mordí un poco su labio inferior y luego rocé un poco mi lengua cuando ella abrió los labios un poco más.
—¡¿Qué estás haciendo Lanzani?! —me gritó la profesora.
—Bienvenida —le dije

....

JELOU JELOOUU COMO ANDAAN? ↑↑↑ EL PRIMER CAPITULOOO WOW. OJALÁ QUE LES GUSTE. COMENTEN :*
EL CAPITULO SE LO DEDICO A SERE QUE DESDE ITALIA ME HACE EL AGUANTE Y ES UNA GENIA.

@Martu_Solis

SINOPSIS: "Peligrosa Obsesión"

Sinopsis

Mis defectos según ella:

—Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces, mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfomano —dijo todo de corrido y sin respirar. La miré realmente divertido.

Impulsivo:
Caminé entre los bancos y me acerqué a la nueva. Ella levantó su vista y me miró. Frunció el ceño y le sonreí levemente. Me incliné un poco y la besé en los labios. Sus ojos estaban bien abiertos al igual que los míos. Se quedó quieta sin hacer nada.

Cínico:
—No primita, estás equivocada —me puse de pie y caminé hasta ellas. Coloqué una de mis manos sobre el hombro de Emma —¿Y saben que? tienen razón en todo lo que dijeron, así que si necesitan mi ayuda para hacer que Lali salga con Pettyfer, no duden en avisarme que haré lo que sea.

Irrespetuoso algunas veces:
—Usted sabe a que me refiero Lanzani ¿Qué es eso de llegar y no disculparse por su retraso? Eso es una descortesía —me dijo.
Torcí el gesto y me levanté ‘estúpida universidad formativa’.
—Lo siento, Mariam —dije condescendiente mientras me acercaba a ella —Pero creí que no querías que mis compañeros se enteraran de lo nuestro.

Mujeriego:
Una linda chica pasó por nuestro lado. Le sonreí, ya que ella me estaba mirando.
—Adiós preciosa —le dije y le guiñé un ojo.
—Me parece que hoy estás idiota —dijo Vanessa y comenzó a caminar más rápido para alejarse de mí.

Egocéntrico:
—¿Qué tal un poco de tango? —le pedí.
—¡No! —me chilló —No te dejaré seducir a mis alumnas en medio de mi clase.
—Igual con el vals, se vuelven locas —le aseguré bromeando.
—Creo que aquí el problema eres tú, y no el baile —aseguró.
—Soy irresistible —dije pegado de mi mismo y bromeando con ella.

Narcisista:
—No tengo por que responderte —me contestó y la hice girar sobre si misma. Perdió el equilibrio por un momento y la sujete por la cintura. La coloque más cerca de mí. Quitó mi mano, apenas recobró el balance —Haces cualquier cosa por tocarme.
—No es mi culpa que tú me des el pretexto —dije inocente.
—Narcisista —me acusó y yo sonreí.

Vicioso:
Esta noche decidimos salir al bar de siempre. Aunque Nico se puso renuente al principio por el hecho de que mañana teníamos clases. Eran cerca de las 11:36 p. m. yo aun quería tomarme unos tragos más, fumar y seguir jugando al pool con Vico, pero la sensatez de Nico estaba por mandarnos a casa en cualquier momento.

Ninfomano:
—¿Qué importa eso? Quiero que me contestes, ¿Por qué? ¿Por qué no me dejas tocarte y besarte hasta que amanezca?
—¿Dónde estás? —volvió a preguntar.
—¿Por qué me rechazas?
—Por favor Peter, préstame un poco de atención y deja de decir tonterías…
—¡No son tonterías! —le dije exasperado —Te deseo de una manera inhumana, de una manera apabullante, de una manera inusual…
—Déjame ir por ti… dime donde estás —pidió.
—No quiero que vengas por mí. Solo te quiero en mi cama, en mis brazos, debajo de mí…

Yo podré ser todo eso. Pero ella es todo eso y muchas cosas más. Ella simplemente quiere volverme loco, ella simplemente llegó para acabar conmigo o tal vez para salvarme.
¿Quién sabe verdad? Lo único que puedo decirles es que ella es una Peligrosa Obsesión. No solo para mí, sino para todo aquel que se atreva a posar sus ojos en ella.